Una copa de color
Y sí, él sigue cantando que la vida es rosa con su desgarrada y peculiar voz.
Pero yo, sigo pensando que mi vida dista y mucho, de este color… el cual, muchas veces, me resulta particularmente impertinente.
Hoy, he decidido escribir en mi diario, una historia de amor inventada. Tal vez, y una vez escrita, pueda yo creérmela. Y decir a los demás, que yo también viví, «la vie en rose». Y que por esa razón, vivo en esta buhardilla, de este edificio cercano al Sena, de esta ciudad llamada París. O también titulada, la ciudad de la luz, las sombras y el amor.
¡Vamos Charles! ¡¡Sírveme otra copa de JAZZ!!