Madame Tucan
La tarde en la que la pre-ocupación, asesinó a madame Tucan.
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Recuerdo perfectamente aquel día.
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Aquella mañana irrumpió en mi estudio mi asistenta, la señorita Rilet. Para comunicarme que madame Tucan andaba muy pre-ocupada, y deseaba verme de manera muy urgente.
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Mi respuesta fue aplastante. -Señorita Rilet, haga el favor de no turbar mis ocupaciones con las pre-ocupaciones de madame Tucan ¡Qué se vaya!-
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Mi asistente cumplió con el cometido sin pestañear y yo, volví a quedar en paz.
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Al rato mi bienestar ocupacional, volvió a ser alterado con gritos exagerados.
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Salí de mi refugio. Madame Tucan estaba tendida al final de la escalera descabezada.
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La señorita Rilet sentada en una silla medio desmayada.
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Nada de lo que estaba visualizando me causaba extrañeza, sin más llamé al inspector de policía Tití.
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Al rato, el inspector y su séquito se personaron en mi domicilio.
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Mi asistente algo ya recuperada, narró que madame Tucan había resbalado por la escalera. Yo le advertí al inspector Tití, que aquello no había sido un accidente.
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El suceso en cuestión, se trataba de un asesinato. Un asesinato justificado.
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La ejecutora, fue la pre-ocupación. Que harta de aguantar a madame Tucan, decidió darle un empujón mientras bajaba la escalera y liberarse de ella para siempre.
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