Bombeta y Trompeta
En un bello lugar, junto al mar, existía una peculiar taberna que se ocultaba en el interior de un frondoso jardín formado por un gran manto de algas marinas colgantes y centenares de hermosísimas flores de todos los colores.
Dicho establecimiento era muy famoso, pues en él, se elaboraban las más exóticas viandas que jamás ninguna otra taberna se había atrevido a cocinar. Además, se decía que era un mágico lugar porque todo lo que tu imaginación fuera capaz de imaginar, ¡podía pasar!
Un caluroso día de verano, Bombeta y Trompeta, que eran los mejores amigos, decidieron emprender la feliz excursión para acudir a tan prestigiosa taberna y deleitarse con sus originales recetas culinarias, pues a ellos, lo que más les gustaba hacer, ¡era comer!
Tras un largo rato de caminata vieron un pequeño boscaje que rodeaba un asombroso jardín, en cuya entrada se exhibía un ilustre letrero en el que podía leerse: «Comidas Nidad».
– ¡Excelente! –exclamó Trompeta entre aplausos, mientras que Bombeta realizaba unas volteretas de felicidad.
– ¡Pasad, pasad…! ¡Bienvenidos al jardín de «Comidas Nidad…!» -les dijeron con tono melódico y gran simpatía un elegante ramillete de florecillas amarillas a modo de bienvenida.
Excitados, Bombeta y Trompeta entraron con rapidez, contemplando con gran satisfacción todo cuanto les rodeaba. Además, se sintieron gratamente sorprendidos cuando vieron a un pequeño grupo de peces voladores vestidos de camareros acercándose hacia ellos para acompañarles, con gran agilidad, hacia la mesa que debían ocupar.
Fascinados, se sentaron alrededor de la mesa, la cual estaba cubierta por un elegante mantel en el que había dibujadas unas risueñas campañillas de color violeta que les anunciaron: «¡Este es el rincón de la felicidad y deseamos que tengáis una agradable velada!»
– ¿El rincón de la felicidad…? –repitieron Bombeta y Trompeta muy extrañados. Pero no tardaron en comprender lo que las vivarachas campanillas les dijeron, pues empezaron a escuchar cómo la mesa empezó a reírse a carcajadas mientras exclamaba: – ¡Hola, amigos! ¡¡Soy la mesa graciosa!! ¡Ja ja ja! Ellos, algo asustados, le contestaron: «¡¡Hola…!! Nosotros somos Trompeta y Bombeta…» Entre risa y risa, un pequeño librito de enormes gafas cuadradas apareció de repente, y de un pequeño brinco, se posó sobre el elegante mantel mostrando sus diminutas páginas escritas en las que podía leerse lo siguiente: «El menú que han elaborado los prestigiosos cocineros Nidad para el día de hoy es: -Primer plato: aroma de rosas bailonas. -Segundo plato: salteado de escamas de merluza plateada. -Postre: batido de luz.» |
-Hmm… ¡Qué buena pinta! Por favor, ¡sírvanos muy rápido! ¡¡Tenemos mucha hambre…!! –dijeron los dos amigos muy excitados.
Entonces, el librito se cerró y desapareció.
Bombeta y Trompeta se miraron entre ellos algo preocupados, pero su preocupación duró muy poco, pues no tardaron en ver a uno de los peces voladores transportando una gran bandeja que dejó sobre la mesa.
A los dos amigos se les pusieron los ojos al revés cuando comprobaron el contenido de aquella bandeja… ¡Se trataba de tres grandes rosas muy rojas! Trompeta y Bombeta no sabían lo que debían hacer, y mientras se miraban pensativos y algo desilusionados, observaron, incrédulos, cómo las rosas comenzaron a elevarse aleteando sus hojas para empezar a danzar alrededor de sus pequeñas naricillas. Después, abrieron sus aterciopelados pétalos y estos desprendieron un fuerte aroma que les dejó totalmente mareados…
-¡¡Caramba…!! –exclamaron muy impresionados y algo atontados mientras que la mesa graciosa les gritaba: «¡Deseo que os haya gustado el primer plato! ¡Ja ja ja ja!»
A continuación, apareció el segundo pez volador con otra enorme bandeja.
-¡¡Este plato es exquisito! ¡¡Ja ja ja ja!!- anunció la mesa graciosa.
Esta vez, les sirvieron dos grandes merluzas de color plateado que empezaron a brincar y a golpear sus enormes colas hasta provocar que sus escamas se desprendieran sobre los platos de Bombeta y Trompeta.
A Trompeta y a Bombeta todo aquello no les parecía nada gracioso. Sobre todo, porque sus barriguillas parecían una gran orquesta, ya que sus tripillas no paraban de hacer ruido emitiendo una sonora melodía de protesta debido a que tenían un hambre feroz. Y, a pesar de todo, albergaban la esperanza de que el tercer plato aliviaría a sus ruidosos estómagos.
-¡¡Nuestro postre estrella!! ¡¡Batido de luz!! –vociferó el pez volador.
Cuatro peces linterna se posaron sobre las cabezas de los dos amigos mientras se agitaban con fuerza sobre ellas, cuando de repente, inesperadamente iluminaron con una potente luz las espantadas caras de Bombeta y Trompeta que se cayeron de la silla desmayados por el gran susto.
Hartos de tantas sorpresas decidieron salir corriendo del jardín de «Comidas Nidad» mientras que un grupo de impertinentes margaritas chillonas les gritaban: «¡¡Agradecemos su visita y que hayan disfrutado de su estancia!! ¡¡Les esperamos muy pronto!!»
Los dos amigos no pararon de correr y optaron por ir en busca de un lugar en el que poder comer una sencilla comida que les calmara el hambre que tenían mientras se decían que allí, ¡jamás volverían!
FIN