Pusa y Moc (II)
Detrás de las amapolas Lolas, corrían Gitana y sus tres hermanas. Para ellas era un día muy especial, pues era la primera vez que colaboraban en la preparación de un evento tan importante.
Todo aquel alboroto, despertó a Pusa y Moc que… ¡se habían quedado dormidos! Aquel sobresalto por pensar que llegarían tarde a la carrera y, por lo tanto, quedarían descalificados, les puso rápidamente en pie. Las golondrinas Ninas, al ver tal desastre, no dudaron en ayudarles como otras veces preparándoles un reconstituyente desayuno compuesto por: estrellitas de miel, manzanas rojas y doradas y… ¡unas piruletas gigantes de fresa!
Después salieron de casa precipitadamente: «¡Vamos, Pusa!», le gritó muy angustiado Moc.
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Ambos, muy sofocados, corrieron hacia el árbol de las tres trompetas, pues ese era el lugar donde se reunían todos los participantes para comenzar la carrera. ¡Por fin llegaron! Y, a la vez, llegaron también la orquesta Soleta y la famosa cantante Cantant la cual traía, muy cargada, ¡todas las notas del gran pentagrama! Cuando la orquesta empezó a tocar: tambores, flautas y cornetas, entonces, fue, cuando la cantante Cantant, al grito de: ¡adelante, todos a volar!, puso en alerta al grupo de corredores que esperaban, subidos en sus bicicletas voladoras, para poder iniciar la alocada carrera.
Pusa y Moc fueron los primeros en elevarse hacia el cielo, seguidos por el oso patoso, la espabilada abeja Bu pedaleaba tan rápido que se puso la primera en la carrera, pero…, ¡el abejorro Tontorro chocó contra la nube Clu que, debido al fuerte impacto, ¡no paraba de llorar por el terrible dolor que sentía, provocando, sin querer, una intensa lluvia! Pasada aquella breve tormenta la hormiga Arnilla, que iba en la tercera posición, quedó atrapada por una fugaz lágrima derramada por la nube Clu, teniendo que ser rescatada por las palomas Beta, las cuales, rápidamente, la trasladaron a la enfermería de la doctora Salamandra Salangana. |
¡Aquello favoreció que Pusa ocupara la primera posición seguido por el colibrí Capirrufo! Moc, con un brillante pedaleo adelantó a Capirrufo y ¡el gavilán Ranero empezó a aplaudir con mucho esmero! |
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Un año más la carrera de Prado Estirado había finalizado y, para celebrarlo, encendieron una hoguera gigante en la gran pradera. Todos bailaban alrededor de las cálidas llamaradas en las que cocían ¡unas suculentas nubes de azúcar!