Las manchas rojas (III)
Cangrejo, muy afectado, gritó: «¡¡Es el Sarrampín!!».
«¿¡El Sarrampín…!?», le preguntaron muy incrédulos.
«Sí.», les respondió él y añadió: «Sí, y los dos ratones colorados os lo han contagiado».
«Pero… ¿qué es el Sarrampín?», le volvió a preguntar Lola.
Entonces, Cangrejo les contó que, en realidad, el Sarrampín se manifestaba a través de unos enormes granos rojos en forma de manchas. Además, ¡estos eran muy picajosos y terriblemente impertinentes y cuando ya te habían fastidiado un buen rato, pues entonces desaparecían para no volver jamás! «¡Vaya…!», exclamaron todos.
Entonces, Lola, Simpatía y Moix le preguntaron a Cangrejo una enorme duda: ¿por qué los ratones colorados podían haber propagado la enfermedad? A lo que Cangrejo les respondió que uno de los ratones que vigila la biblioteca del colegio, empezó a tener fiebre, tos y muchos mocos y a estornudar muy fuerte. Entonces contagió a su compañero y este, a los demás niños que en ese instante les pedían libros de lectura para leer por la noche.
«¿Y Golosete?», le preguntó Moix. Cangrejo le explicó que como uno de los ratones tenía tanta tos, decidió ir a la tienda de Golosete para comprar unos caramelos de menta, y fue entonces cuando Golosete se contagió.
«¡Caramba…, pues menos mal que nosotros no nos cruzamos con los dos ratones colorados!». «¡¡Misterio resuelto!!», gritaron todos juntos.