Mundo Imaginado (I)
Murga estaba tan cansado que decidió acostarse. «Seguro que ya es hora de dormir…», pensó. Miró el reloj que colgaba de la percha de su armario. Y ¡efectivamente!, eran las 4×2 en punto. No podía dejar de bostezar, sus ojos pesaban tanto que era incapaz de mantenerlos abiertos. Se acostó en su confortable cama flotante.…
Paredes blancas
No había nada más cómodo y placentero, que aquella mecedora. La luz del día, decoraba mi habitación. ¿Cuántos años tengo ya? ¿Cien, trescientos, ochocientos…? Me gustan estas cortinas floreadas y la confortable alfombra en la que reposan mis pies. Bonitos colores mis ojos ven. La cabeza, me pesa. Me pesa mucho. ¡Ochocientos eternos años de…
Viena, 1947
– Todavía sigo aquí, ¡todos han muerto! Pero a pesar de ello, yo sigo aquí recordando que, en este lugar, hace mucho, ¡yo tuve mi minuto de gloria! Sí, ¡¡ yo fui una gran actriz!! Recuerdo que… « ¡Vamos nena, alegra esa cara! Este guión está escrito especialmente para ti». Esbocé una poderosa sonrisa, dando…
Yo soy yo, profundamente yo
«No busques en el exterior, lo que solo existe en tu interior ¡TU LEGADO! Confía y activa, aquello que te fue otorgado» Anna Val LECTURA RECOMENDADA Título: MUDRAS. El poder del Yoga en tus manos. Autora: GERTRUD HIRSCHI. Editorial: URANO.
Port Lligat, Dalí y yo…
Mi mente calmada se vio seriamente alterada cuando, una mañana de soleada brisa dorada, el viejo reloj de cuco de mi habitación, ¡empezó a enloquecer! Aquello provocó que mis ojos se dilataran de manera exagerada y, entonces fue, cuando advertí que aquel loco y siniestro pajarillo escondía en el interior de su diminuto pico un…
Una copa de color
Y sí, él sigue cantando que la vida es rosa con su desgarrada y peculiar voz. Pero yo, sigo pensando que mi vida dista y mucho, de este color… el cual, muchas veces, me resulta particularmente impertinente. Hoy, he decidido escribir en mi diario, una historia de amor inventada. Tal vez,…
Aileen
Todas las noches, la observo. Escondida en aquel callejón bajo la tenue luz de aquel candil, la observo. Ella, sentada en la vieja mecedora de su habitación, orientaba su mirada a través de la ventana, en dirección al callejón. Mi silueta quedaba reflejada sobre los roídos y mojados adoquines. Y ella, sonreía. Aquella anciana, un…