Un ermitaño llamado Piulet (III)
Piulet, extasiado por una fuerte emoción incontrolada que bombeaba encapsulada en el núcleo de su corazón, pudo comprobar que, ciertamente, tal y como le indicó aquella gitana encantada, en la falda del Vesubio se encontraba, tras apartar una densa vegetación, la entrada, húmeda y oscura de lo que parecía ser una fría cueva. Piulet entró…
Un ermitaño llamado Piulet (II)
«No», le contesté de manera distraída mientras observaba las empedradas paredes de aquella vieja casa. Paredes empedradas y recubiertas por retratos muy antiguos, cuyas fotografías, roídas por el paso del tiempo, advertían que un día les acechó la pena por otros tiempos en que la vida, además de ser de blanco y negro también fue,…
Un ermitaño llamado Piulet (I)
¡Mi querida Nápoles! Si, ¡mi Nápoles amada! Colorida y peculiar, la ciudad napolitana que ancla sus penetrantes raíces en las entrañas de las rugientes y ardientes tierras del Vesubio y los campos Flégreos, emana, en su superficie, un sueño de magia y seducción que te atrapa, lanzando dentro de tu alma un anzuelo de amor…
El hotel de los ruidos (X)
En corro, y caminando los unos detrás de los otros, igual que lo hacen los animales cuando sienten un grave peligro amenazador, dábamos vueltas y vueltas sin saber que hacer… Pero, de repente, la puerta se abrió apareciendo como iluminados salvadores, Monsieur Petrus acompañado por el inspector de policía Wolfgang Brown de Scotland Yard y…
El hotel de los ruidos (IX)
Al abrir la puerta de mi habitación, encontré a Yedda hecha un mar de lágrimas. Acurrucada en un rincón, aquella desquiciante criatura, enloquecida por el miedo, temblaba igual que una hoja de papel azotada por el viento. «¡Deja de temblar que me mareas!», le increpé. «Preparémonos para la cena y para la posterior sesión de…
El hotel de los ruidos (VIII)
«Pero… ¡¡qué me dice Monsieur!!», le grité. ¿¡Estaba en peligro de muerte y yo lo ignoraba…!? «Tal vez haya llegado usted a esta conclusión porque esa estúpida de Yedda siempre confunde el contenido de los frascos que contienen las medicinas que el doctor Gwylan me receta. Pero… ¿¡cómo puede usted saberlo!?», le pregunté con el…
El hotel de los ruidos (VII)
«Por lo tanto, – siguió especificando aquel hombre de cuyo nombre desconocíamos todos- les emplazo a reunirnos, en este mismo salón, a las nueve en punto; después de la cena. A esa hora nos acompañará madame Ouija para esclarecer quien mató a lady Aldreda Puttock». La tal madame Ouija a la que nadie conocía y…
El hotel de los ruidos (VI)
Contemplar el cuerpo apuñalado y sin vida de Aldreda me produjo un golpe inesperado. Inesperado porque en aquel entorno idílico en el que nos encontrábamos nada hacía sospechar que podía llevarse a cabo un asesinato. «¡¡Un asesinato!!», grité en mi interior. Pero…, en qué andaría envuelta aquella mujer para que, minutos después de degustar su…
El hotel de los ruidos (V)
Aquella noche tan insolente que parecía no acabar nunca, fue desapareciendo al ser invadida por un bello y tranquilo amanecer anaranjado que entraba, casi de puntillas, a través de la ventana, tonificando la estancia, refrescándola de color para calmar el rebullir anímico que sentía por la negligencia cometida unas horas antes por culpa de Yedda.…
El hotel de los ruidos (IV)
Después de escuchar el desgarrador lamento de aquellas bisagras centenarias, me quedé en medio de la habitación en un trance contemplativo mientras Yedda vaciaba los baúles para colocar mis ropajes en el interior de unos robustos armarios de gruesa madera que parecían custodiar la encantadora habitación de estilo tudor. Una gran chimenea presidia la estancia,…