Las esperadas vacaciones
¡Por fin, el castor Pot, que vivía en el gran lago de los Montes Pintados, había salido de su escondite para tocar su sonora trompeta! ¡Aquella era la señal para anunciar que las vacaciones habían comenzado! La rana Sardana y la lagartija Rita, que vivían en la charca de al lado, emocionadas, comenzaron a golpear…
Un ermitaño llamado Piulet (VII)
«Yo sé quién es usted, signorina…» «¿Ah, sí…?, le respondí de forma altiva a aquella anciana. «Usted es la escritora de relatos. ¡Aquí en Italia la amamos, signorina! ¡Atesoramos cada relato que usted escribe!» «¿Ah, sí…?», le volví a responder de manera irónica otra vez, mientras le lanzaba sobre su «testa testarda» una estrepitosa respuesta…
Un ermitaño llamado Piulet (VI)
Disfrutando de su nuevo hogar, soterrado en el fondo del mar, Piulet observaba divertido como salían por su nariz un número indeterminado de burbujillas. Curioso, intentaba atraparlas entre sus rollizos y torpes dedos, a la vez que se paseaba por un jardín de interminables pasillos coralinos cuyos explosivos colores amenizaban una estética exquisita. Además, Piulet…
Un ermitaño llamado Piulet (V)
Piulet atónito por aquel mensaje, el cual le pareció de lo más absurdo y burdo y, tal vez sí, por qué no, engañoso al igual que aquella gitana que, con astucia malévola, le había encerrado en aquella cueva, generaba en Piulet una desconfianza abrumadora y, pensó que, la gitana napolitana, de nuevo le tenía preparado…
Un ermitaño llamado Piulet (IV)
El tiempo desapareció, dejando a Piulet en un limbo existencial dentro de aquella soterrada gruta. Cuando fue consciente de que permanecería enterrado en aquel subsuelo de por vida, entendió que lo mejor sería transformarse en un ermitaño feliz. Comprendió, que su vida, en el exterior de aquella cueva, había sido un gran tormento y, entendió,…
Un ermitaño llamado Piulet (III)
Piulet, extasiado por una fuerte emoción incontrolada que bombeaba encapsulada en el núcleo de su corazón, pudo comprobar que, ciertamente, tal y como le indicó aquella gitana encantada, en la falda del Vesubio se encontraba, tras apartar una densa vegetación, la entrada, húmeda y oscura de lo que parecía ser una fría cueva. Piulet entró…
Un ermitaño llamado Piulet (II)
«No», le contesté de manera distraída mientras observaba las empedradas paredes de aquella vieja casa. Paredes empedradas y recubiertas por retratos muy antiguos, cuyas fotografías, roídas por el paso del tiempo, advertían que un día les acechó la pena por otros tiempos en que la vida, además de ser de blanco y negro también fue,…
Un ermitaño llamado Piulet (I)
¡Mi querida Nápoles! Si, ¡mi Nápoles amada! Colorida y peculiar, la ciudad napolitana que ancla sus penetrantes raíces en las entrañas de las rugientes y ardientes tierras del Vesubio y los campos Flégreos, emana, en su superficie, un sueño de magia y seducción que te atrapa, lanzando dentro de tu alma un anzuelo de amor…
El hotel de los ruidos (X)
En corro, y caminando los unos detrás de los otros, igual que lo hacen los animales cuando sienten un grave peligro amenazador, dábamos vueltas y vueltas sin saber que hacer… Pero, de repente, la puerta se abrió apareciendo como iluminados salvadores, Monsieur Petrus acompañado por el inspector de policía Wolfgang Brown de Scotland Yard y…
El hotel de los ruidos (IX)
Al abrir la puerta de mi habitación, encontré a Yedda hecha un mar de lágrimas. Acurrucada en un rincón, aquella desquiciante criatura, enloquecida por el miedo, temblaba igual que una hoja de papel azotada por el viento. «¡Deja de temblar que me mareas!», le increpé. «Preparémonos para la cena y para la posterior sesión de…