El hotel de los ruidos (VIII)

10/07/2025 Desactivado Por Anna Val

«Pero… ¡¡qué me dice Monsieur!!», le grité. ¿¡Estaba en peligro de muerte y yo lo ignoraba…!?

«Tal vez haya llegado usted a esta conclusión porque esa estúpida de Yedda siempre confunde el contenido de los frascos que contienen las medicinas que el doctor Gwylan me receta. Pero… ¿¡cómo puede usted saberlo!?», le pregunté con el corazón acelerado y la tensión a punto de estallar de manera inminente.

«Ah, My Lady… Josephus Petrus no sabe nada y lo sabe todo… Creo que todo es mucho más complejo de lo que en realidad puedo apreciar a priori. Y también percibo una maldad endiablada…», me respondió mientras entrelazaba sus manos sobre su barriga a la vez que yo me desmayaba sobre la butaca en la que me sentaba.

«¡¡Valor Lady Charlotte!!», me gritó todo revolucionado el pingüino extranjero mientras paseaba por mis fosas nasales un frasquito de sales para hacerme reaccionar.

«Tome, My Lady, beba, esta copita de coñac le sentará bien», hice lo que me aconsejó y recobre el sentido, la compostura y la dignidad…

«Monsieur, ¿quién es usted? ¿Es policía? ¿A caso detective privado?», le pregunté preocupada.

«¡Oh, no, no, My Lady! Nada de todo eso… Contemplo y analizo el comportamiento humano y, en ocasiones, ayudo a la policía a resolver los casos que me lo solicitan…»

«Ah, ya comprendo…», no era cierto, no comprendía nada, pero aquel extraño personaje con ese acento exageradamente belga, me inspiraba confianza y protección, algo de lo que carecía yo, sin lugar a dudas.

Entonces, Monsieur Petrus, con semblante muy serio y mirándome fijamente mientras fruncía el entrecejo, me hizo partícipe de sus sospechas y elaboró un minucioso plan que yo debería seguir al pie de la letra y sin dudar. Después de escuchar su razonamiento, y, a pesar de que el pánico quería apoderarse de mí, me mantuve fuerte y volví a desmayarme… Esta vez, recobrando el sentido y las fuerzas con rapidez. Después de escuchar a Josephus, ¡todo cobraba sentido y era algo que yo sospechaba desde hacía tiempo!

«Recuerde, My Lady: esta noche debo ausentarme del hotel para ir en busca del inspector Wolfgang Brown de Scotland Yard. De este modo no levantaré sospechas llamándole por teléfono. Haga todo cuanto le he dicho, yo llegaré a tiempo para resolver este caso tan retorcido y ponerla a salvo a usted. Ahora debe ser valiente, My Lady.», asentí con la cabeza mientras le extendía la mano para que esta fuese besada. Entonces, me despedí de mi querido pingüino dándole las gracias de manera muy discreta, no fuera el caso que alguien nos observara…

Lentamente y con el paso arrastrado, mostrando una frágil firmeza, me dirigí hacia mi habitación para reponerme de tanta emoción.

Continuará…